La Convención Constitucional avanza de manera profunda y efectiva. Ahora el desafío para la ciudadanía es informarse sobre las siguientes etapas del proceso: el cierre del debate, la armonización y la presentación del proyecto de nueva Constitución, para participar en el plebiscito del 4 de septiembre, cuando juntas, juntos y juntes decidamos el destino de nuestro país.
Por estos días hemos escuchado diversas críticas al trabajo de la Convención que apuntan, principalmente, a un supuesto “encapsulamiento” o a un “desapego de la ciudadanía”, generando así un ambiente mediático de incertidumbre sobre el futuro del proceso constituyente.
Sin embargo y pese a las críticas, la Convención Constitucional avanza de manera profunda y efectiva. Es así como luego de un arduo proceso de diálogo político para alcanzar, tanto en las Comisiones como en el Pleno el quórum de 2/3, se han logrado importantes acuerdos para una Nueva Constitución que supere las brechas políticas, sociales y económicas generadas por la Constitución heredada de la dictadura.
Prueba de este avance es que las temáticas que dieron origen al estallido social y que han sido ejes centrales de las reivindicaciones levantadas por la ciudadanía, organizaciones sociales, territorios, mujeres y pueblos originarios a lo largo de nuestra historia reciente, ya han sido incorporadas dentro de los más de 250 artículos que forman parte del borrador de la Nueva Constitución.
Entre estos artículos encontramos derechos sociales como el derecho a la seguridad social, a la vivienda digna, a la educación y a la salud, los cuales generan imperativos para que el Estado asegure condiciones que permitan mejorar la calidad de vida de la ciudadanía.
Por otra parte, también se ha avanzado en una serie de derechos medioambientales respondiendo a la demanda de los territorios que han sufrido las consecuencias del “desarrollo” convirtiéndose en zonas de sacrificio. En este ámbito se consagró en el borrador de la nueva Constitución el derecho humano al agua y su reconocimiento como un bien común inapropiable.
Otro avance estructural relevante es la reconfiguración del Estado, mediante la superación del modelo de Estado Subsidiario consagrado en la Constitución de 1980, hacia un modelo de Estado social y democrático de derecho, plurinacional, intercultural y ecológico. Esto implica en la práctica la definición de una nueva forma de distribución del poder, descentralizada, y que reconoce diversos ámbitos de autonomías, acercando los espacios de participación e incidencia a la ciudadanía.
En relación al reconocimiento de los derechos de las mujeres, ya se han incorporado criterios de paridad y enfoque de género en prácticamente todos los ámbitos del Estado, reconociendo derechos sexuales y reproductivos, y asegurando una vida libre de violencia.
En el ámbito de los derechos de los pueblos indígenas también han habido importantes avances, al reconocer la condición de Chile como un Estado Plurinacional que permita el ejercicio de sus derechos individuales y colectivos en el ámbito político, cultural, social y económico, respondiendo a una aspiración histórica de los pueblos originarios.
Todos estos logros son reflejo de un proceso en el que la ciudadanía ha estado presente a través de diversas instancias de participación donde se han podido canalizar las aspiraciones y reivindicaciones ciudadanas hacia el debate constituyente.
Ahora el desafío para la ciudadanía es informarse sobre las siguientes etapas del proceso: el cierre del debate, la armonización y la presentación del proyecto de nueva Constitución, para participar en el plebiscito del 4 de septiembre, cuando juntas, juntos y juntes decidamos el destino de nuestro país.