Estamos llegando a los últimos cien metros del proceso constituyente. Tras un intenso trabajo de deliberación en comisiones y plenos, ya podemos ver una serie de normas que avanzan hacia el borrador del nuevo texto constitucional, otras que requieren una segunda instancia de debate y de votación, y algunas que no alcanzaron a cumplir los requisitos del flujo normativo.
Al mismo tiempo, la Convención ha tenido que lidiar con la desinformación y las noticias falsas, que no hacen más que generar confusión y “contaminar” el proceso. Afortunadamente existen importantes iniciativas y medios de información que han sido clave para desmentir y hacer pedagogía cívica de todo lo que va ocurriendo a diario. Por ejemplo y de primera fuente, se puede citar a la página de la Convención (chileconvencion.cl) o iniciativas como leelanuevaconstitucion.cl, donde se pueden encontrar las normas que han sido aprobadas en particular por el pleno.
Más allá de las turbulencias comunicacionales, hoy tenemos una serie de normas aprobadas que luego del trabajo de la comisión de armonización serán parte de la propuesta de una nueva Constitución y que como ciudadanía debemos decidir en el plebiscito de salida del 4 de septiembre si aprobamos o no el nuevo texto constitucional.
Ahora bien, no son solo las y los convencionales quienes están escribiendo este borrador. El ejercicio y el trabajo de movimientos, organizaciones sociales y representantes de grupos históricamente excluidos, ha tenido avances y logros importantes, entre ellos, la aprobación de normas como el derecho a una vida libre de violencia de género; el reconocimiento de la autonomía progresiva de niñas, niños y adolescentes; el derecho a envejecer con dignidad para las personas mayores; el reconocimiento de las instituciones representativas de los pueblos y naciones indígenas; o el derecho a la accesibilidad universal y a la participación política y social de las personas en situación de discapacidad.
La voz de las bases sociales que dio origen al proceso se ha mantenido presente mediante el trabajo coordinado con convencionales, aportando insumos, asistiendo a las audiencias en comisiones, solicitando audiencias particulares, concurriendo a las instancias de participación popular o incluso movilizándose en las afueras del ex Congreso Nacional.
No obstante, no todas las demandas fueron recogidas: normas tan importantes como el reconocimiento del pueblo afrodescendiente chileno han sido rechazadas, generando malestar y distancia con una comunidad que, a pesar de la apertura del proceso, continúa sin poder sentirse parte.
Lo importante de este proceso es que el ejercicio de escribir una nueva Constitución no ha sido hermético, y por el contrario, hemos visto experiencias y formas de participación que pueden dar cuenta de una nuevas formas de relacionarnos y de hacer política; un importante punto de partida que sin duda profundiza el ejercicio de nuestra democracia.
Gracias al diálogo, la escucha y la reivindicación de demandas históricas como el derecho a una vivienda digna; la participación de trabajadores y trabajadoras en las decisiones de las empresas; el reconocimiento del trabajo doméstico y las labores de cuidado; el derecho a la salud física y mental; o el derecho a la seguridad social, podemos decir que ya contamos con estas normas en el borrador de la nueva Constitución.
El artículo 1 declara a Chile como un Estado social y democrático de derecho. Es “plurinacional, intercultural y ecológico”. En cuanto a la caracterización de su democracia la define como “Inclusiva y paritaria”, a lo que agrega “Es deber del Estado promover y garantizar la adopción de medidas para la participación efectiva de toda la sociedad en el proceso político y el pleno ejercicio de la democracia”.
Conceptos como “inclusión”, “paridad” o “ecología” están ausentes de la actual Constitución y ese es el texto que podría ser reemplazado tras el plebiscito del 4 de septiembre si la ciudadanía así lo estima. Tal vez, la pregunta pertinente es si son estos conceptos y las normas en el borrador, los pasos que se esperaban para transitar hacia un nuevo modelo de país.
No está todo resuelto y quedan importantes deliberaciones que tendrán resultados en los próximos días como, por ejemplo, la votación del nuevo informe de la comisión de medioambiente y la discusión en el pleno de la segunda propuesta de aquellas normas sobre mecanismos de participación y democracia directa, que con anterioridad fueron ampliamente rechazadas.
La Convención todavía no tiene la “tarea hecha”. Estamos en el último tramo de un proceso épico y único. Ahora nuestra labor desde las ciudadanías es informarnos desde fuentes fidedignas y promover que lo mismo hagan nuestra comunidad, territorios y familias, para participar y votar de manera informada en el próximo plebiscito de salida.
¡Ahora Nos Toca Participar!